Artículo de The Guardian, por Christian Davies, 30 de enero de 2019

Cuando Anna Gryta y Elżbieta Wąs iniciaron una campaña local para preservar una plaza en el sureste de Polonia, no tenían idea de que se convertirían en símbolos potentes del renacimiento democrático. Pero casi 10 años después de su éxito en Lubartów, las hermanas se han convertido en las figuras de miles de polacos decididos a asegurar la gobernanza limpia y democrática que se les prometió tras el colapso del comunismo hace 30 años.
Es una revelación sorprendente. En los últimos años, Polonia se ha convertido en sinónimo de populismo nacionalista, ya que el partido gobernante Ley y Justicia desafía las normas democráticas europeas con sus ataques a los medios de comunicación y a los tribunales. Pero lejos del centro de atención, hay un floreciente movimiento de base contra las fallas de la cultura democrática del país de las que se alimentan los populistas. Los grupos de activistas cívicos están cosechando éxito tras éxito en todo el país en una amplia gama de temas diferentes – desde la educación sexual hasta la calidad del aire y el estado de derecho, desde carriles para bicicletas y espacios públicos hasta la transparencia y la participación en los procesos locales de toma de decisiones.
Léase el artículo aquí (en inglés).