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Estimadxs amigxs,

Estos son tiempos muy problemáticos. La crisis de Covid 19 ha creado una situación totalmente nueva: una amenaza de pandemia que todo el mundo, tras dudar posiblemente de su realidad, se ve obligado a tomar en serio. Las cuestiones epidemiológicas no son nuevas (VIH, enfermedad de las vacas locas, SARS, Ébola, Zika, H1N1) sin olvidar las grandes pandemias como el cólera, la viruela, la tuberculosis que mataron a varios millones de personas antes de que la medicina encontrara los medios para tratar e inmunizar a las poblaciones. Lo que sin duda está cambiando es la comprensión de que nuestros estilos de vida son en esencia vectores de pandemias y ante todo el flujo de personas y bienes. Pero esto debe vincularse a los posibles fallos de los sistemas de salud que dependen en gran medida de componentes fabricados en el extranjero pero sobre todo muy debilitados en sus organizaciones por los ataques a los sistemas públicos debido a la ideología del «recorte de gastos».

Sería indecente celebrar una demostración en favor de lo que hemos estado defendiendo durante mucho tiempo, a saber, la reubicación de las economías de supervivencia: alimentos, salud, energía, educación. Sin embargo, esta crisis pone en tela de juicio los sistemas globalizados, al tiempo que pone en peligro las estructuras locales que se resistían a la hegemonía de los grupos principales. La lógica es por lo menos cuestionable: recurrir a la distribución masiva para los suministros y prohibir los comercios locales cuando estos últimos están en mejores condiciones de regular el acceso imponiendo un número limitado de personas al mismo tiempo. Es probable que el resultado sea catastrófico: pequeños productores, librerías, locales de artes escénicas, pequeños cines rurales o de barrio, trabajadores autónomos, etc., en beneficio, lamentablemente de la gran distribucion que se beneficia plenamente del confinamiento de los consumidores.

Ante tal situación, la solidaridad es la respuesta fundamental. En casi todas partes, la gente se está organizando para salvar lo que se puede salvar: tiendas de comestibles solidarias, grupod de compras, conversión de las reservas de restaurantes abandonados para hacer comidas solidarias, apoyo a los cuidadores, plataformas para escuchar a las personas aisladas, etc.

En RIPESS tenemos el privilegio de trabajar mucho mediante el teletrabajo y estamos preparando un boletín de abril que nos gustaría preparar juntxs con nuestros miembros. Queremos pedirle que comparta con nosotros las medidas que está tomando para poner en práctica esta solidaridad que es el cemento revitalizador entre los seres humanos.

Por favor, envíen sus textos y sugerencias (juliette.bertrand@ripess.eu o info@ripess.eu) antes del 31 de marzo para que podamos distribuir el boletín a principios de abril.

Cuídense a sí mismos y a los demás. Seamos humanamente los responsables de un rápido fin de esta epidemia, todxs sabemos que después retomaremos nuestro trabajo de defensa y acción por una economía solidaria que respete a las personas y al planeta.

Y no podemos concluir sin rendir homenaje a todos lxs que están en primera línea para cuidar, alimentar y acompañar a sus semejantes en esta peligrosa aventura. Que se les agradezca sinceramente aquí.

Por Josette Combes