Artículo de Andrea Rodriguez, Ripess Europa

Son muchas las ciudades que se han transformado debido a los altos niveles de turismo que, en los últimos años, han abierto la puerta al proceso que conocemos como gentrificación. Estos cambios en las (infra)estructuras básicas de los núcleos urbanos se han llevado a cabo sin tener en cuenta la opinión de los y las ciudadanas y se traducen en el cierre de comercios locales en calles que ahora se ven repletas de Starbucks, McDonald’s y negocios de grandes multinacionales. Además, las y los vecinos se están teniendo que marchar de los que ahora son los “barrios de moda” y en los que la mayoría de viviendas se han convertido en apartamentos turísticos. Todo esto junto con el hecho de que la cultura y las peculiaridades de las ciudades se hayan transformado en función de la demanda del turismo, ha acabado generando daños irreparables en nuestras sociedades a nivel político, económico y cultural.

Por otro lado, la movilidad también está provocando el fenómeno conocido como “fuga de cerebros” que hace que, especialmente los y las más jóvenes, abandonen las zonas rurales y se vayan hacia las zonas urbanas/metropolitanas que presentan un mayor atractivo en términos de acceso a los servicios y oportunidades de empleo, y una supuesta mejor calidad de vida .

En este sentido, tanto el turismo como la movilidad general, es uno de los sectores que más se han visto afectados con la pandemia del COVID-19, algo que ha sacudido fuertemente a aquellos países que han construido un modelo de dependencia con este sector. Pero en realidad, la pandemia se podría plantear como una puerta abierta a que se desarrollen otros modelos, y a raíz de esto, se podría trabajar en la construcción de un nuevo paradigma, uno que tenga en cuenta la comunidad humana y el medio ambiente. La idea sería dejar de lado la exotización, el colonialismo cultural y la explotación para poner en el centro las redes de afecto y la colaboración laboral, cultural y activista a largo plazo.

Desde RIPESS EU junto con otras redes como ANIMAR, Cooperativa Nazareth, KOAN y ATES trabajamos en un proyecto que pretende desarrollar una nueva forma de movilidad que hemos llamado “Turismo Solidario”. Este nuevo término pretende ir más allá del mero hecho de organizar un viaje, y hace referencia a las tan necesarias alianzas que el turismo debe desarrollar con la población y la comunidad local. Sin duda, el colectivo al que se dirige este proyecto son los y las jóvenes, pues como se mencionaba antes, ellas son las que más se mueven en busca de oportunidades de trabajo y calidad de vida, y también son los que sufren luego el desajuste entre las expectativas y la realidad de lo que supone llegar a una gran ciudad, lo que da lugar a una generación de jóvenes engañadas sin poder y pasivas.

La intención del proyecto es aprovechar dos tendencias actuales: 1) los y las jóvenes han estado construyendo una nueva sensibilidad, demostrando su voluntad de ser actores de un cambio positivo hacia una forma de vida más sostenible, inclusiva y responsable; 2) la facilidad de acceso a la movilidad la está convirtiendo en una de las herramientas educativas y de aprendizaje más atractivas y eficaces. Por lo tanto, nuestro objetivo es re-imaginar la movilidad y el turismo para que deje de ser una escapada agotadora y se convierta en una experiencia de conexión e intercambio, promoviendo el valor de la solidaridad como motor de nuestras acciones y fomentando la transición del individualismo a la cooperación. La solución que proponemos es el antes mencionado, Turismo Solidario (TS), capaz de fusionar el atractivo de la movilidad con la responsabilidad interior hacia nuestra «casa común», donde nadie se queda atrás. Bajo este nuevo modelo de movilidad se mantendrán vivas las experiencias virtuosas de la Economía Social y Solidaria y se  difundirán  valores como la promoción de modos de vida sostenibles, la interculturalidad, la participación activa, la solidaridad etc.; asimismo, se activarán zonas de baja densidad promoviendo la dinamización y promoción del territorio local y el relevo generacional.

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