Artículo de Andrea Rodríguez Valdés, Ripess Europa

“No hay economía, ni tecnología, ni política ni sociedad sin naturaleza y sin cuidados”, dice Yayo Herrero, señalando cómo la sociedad neoliberal que habitamos ha construido una forma de organizar la vida en común, una forma de organizar la política, la economía, la cultura etc, que se desarrolla no solo de espaldas sino también en contraposición con las bases materiales que permiten sostener la vida humana. Frente a esto, la Economía Feminista nos permite hacer un ejercicio para reconocer las (co)dependencias que tenemos entre nosotres y con la naturaleza, y sobre todo visibiliza lo que tradicionalmente ha invisibilizado la economía convencional especulativa: los cuidados y quién los ejerce.

Esta tareas de cuidarnos cuando estamos enfermes, tristes o agobiades, de cuidar de nuestres mayores y nuestres peques, en definitiva, las tareas que tienen que ver con la reproducción de la vida, no sólo se relacionan con los puestos de trabajo más precarios –si es que se reconocen como trabajo remunerado– sino que además son tareas que ejercen tradicionalmente los cuerpos feminizados y las personas racializadas. Este hecho, no tiene que ver con que las mujeres y personas migrantes racializadas estén mejor dotadas biológicamente para cuidar de lxs demás, sino con cómo el sistema capitalista ha procurado una división sexual del trabajo y de cómo se nos ha educado en los roles de género a lo largo de nuestras vidas.

En este sentido, es preciso que las políticas que desarrollemos y los marcos culturales en los que vivimos, aboguen por la necesidad de poner la vida en el centro, es decir, construir una sociedad que garantice derechos políticos y materiales para todas las personas que habitan este planeta.

De esta “Subversión Feminista de la Economía” hemos hablado cuando nos reunimos en Oporto con nuestres compañeres de REDPES y otros colectivos como el CSA A Gralha, Aldrava, Casa da Esquina y Feminismos sobre Rodes, y también con investigadoras, reflexionando sobre la importancia de que la Economía Social y Solidaria aborde los principios de la Economía Feminista, no sólo en la teoría sino también en la práctica, y no sólo de cara hacia fuera, sino también de manera interna, para que nos sintamos mejor en nuestros puestos de trabajo y se ponga en valor la sostenibilidad de la vida.

Este encuentro en Oporto, que era una de las primeras actividades del proyecto “por un espacio de trabajo de cuidados” (4CareWorkEnvironment), nos ha servido para establecer las primeras reflexiones colectivas y una hoja de ruta común. Desde aquí, expresamos que rechazaremos toda forma de expresión de feminismo blanco burgués occidental y promoveremos una perspectiva transfeminista interseccional y antirracista en todo momento. Somos conscientes de los privilegios que ostentamos y de cómo la ESS también se muestra en una posición privilegiada del mundo. Nos comprometemos a hacer un proceso continuado en el tiempo, individual y colectivo de deconstrucción y revisión de estos privilegios, y a señalar la falta de diversidad, en términos de clase, raza, identidad y orientación sexual, edad, religión, cuerpos no neurotípicos… etc, que a día de hoy, atraviesa el mundo de la ESS. Queremos exprimir al máximo este proyecto, reflexionar, construir herramientas para cuidarnos y sobre todo abogar por un posicionamiento más contundente de la ESS en este sentido.

Gracias a todes las que participasteis en este encuentro, y a las que no, pero que nos habéis inspirado a lo largo de nuestra vida. Ha sido precioso compartir con vosotres. Nos vemos pronto en las calles, en los centros sociales, en las charlas, en los curros, en los viajes…