Una vida de viajes me condujo a Chile a finales de los 80. El deseo de estudiar me llevó a la carrera de Economía Ecológica de la Universidad Bolivariana de Santiago de Chile, fundada por el Premio Nobel Alternativo de Economía (Right Livelihood Award, 1983), Manfred Max-Neef, y su compañero de toda la vida, Antonio Elizalde Hevia. Allí recibí un curso de Luis Razeto Migliaro, que acuñó para América Latina el término Economía de la Solidaridad, que un día se convertiría en Economía Solidaria al propagarse y desarrollarse según los contextos culturales, políticos y sociales de los distintos países del mundo.

Un buen día del año 2000, vine a vivir a Francia con mi pequeña familia y fuí contactada por la Fondation pour le progrès de l’Homme, más conocida como FPH, para dirigir los «chantiers électroniques», una serie de debates a distancia sobre temas vinculados a la Economía Solidaria, en francés, inglés y español. Después, a la coordinación técnica del Polo de Socio-Economía Solidaria (PSES), uno de los ejes principales de la Alianza por un Mundo Responsable, Plural y Solidario, el gran movimiento internacional lanzado por la FPH en 2001. Conocí a gente maravillosa: Philippe Amouroux, coordinador del PSES, Laurent Fraisse, Marcos Arruda, de Brasil, Yvon Poirier, a quien todxs conocen, Judith Hitchman, Morgane Iserte, Nedda Angulo, Alfonso Cotera y Humberto Ortiz de Perú, Arturo Palma Torres, Jean-Louis Laville, Ben Quinones, Emily Kawano de SEN, François Soulard y tantxs otrxs… La lista sería larguísima. Gente de todos los continentes, que conocí en eventos internacionales y en el fragor de los debates.
Foros Sociales Mundiales, Porto Alegre, Mumbai, Los Encuentros de la Globalización con RIPESS, Dakar o Luxemburgo, por ejemplo. Fueron momentos privilegiados de los que regresaba uno lleno de energía y dispuesta a volver a la soledad de mi computadora, pero con la impresión de estar conectada con el resto del mundo.

La muerte de Philippe Amouroux fue un momento muy doloroso, y otros amigos desaparecieron por el camino, incluida la increíble Yoko Kitazawa y su gabardina rosada color Barbie, Martine Theveniaut, tan comprometida con el territorio, Madeleine Hersent, pionera de las luchas feministas vinculadas a la ESS… También fue el final de una era.

Luego, en 2011, la FPH me pidió que creara un sitio de recursos sobre la economía social y solidaria, la ESS, en el espíritu de los otros sitios de recursos que apoyaba. Aprendí italiano por el camino en relación con la creación del movimiento de economía solidaria en Italia y, con la inestimable ayuda de Vincent Calame, diseñé el sitio socioeco.org, en francés, inglés, español, portugués e italiano. Dispuesta a añadir más idiomas. Me había aficionado al alemán tras la reunión de RIPESS Europa en Berlín y el embrión de un movimiento de ESS allí. RIPESS Europa se constituyó oficialmente en Barcelona en 2011 y fue muy naturalmente, por iniciativa de la FPH, que RIPESS Europa se asociara al sitio de recursos socioeco.org y que yo me implicara en el magnífico equipo de comunicación, Juliette, Josette y Andrea, conservando al mismo tiempo la autonomía sobre la gestión de la base de datos. Aquí también, los encuentros en eventos han marcado el camino, la Cumbre de los Pueblos en Porto Alegre (2012), Berlín (2015), Londres (2015), Florencia (2016), Atenas (2017), Zagreb (2018), Villarceaux (varios), el Foro de las Economías Transformadoras en Barcelona (2020) y el placer de reencontrarme con lxs infatigables amigxs de REAS… mientras continuaba el vínculo privilegiado con RIPESS Intercontinental.
Nacieron amistades profundas, y Josette Combes se convirtió en una amiga muy querida.

Miles de documentos más tarde y una docena de idiomas más en socioeco.org, me gustaría saludarlxs a todxs y agradecerlxs esta parte del viaje: Jason, Eric, Bruno, Berenice, Drazen, Ruby, Laura, Patricia, Laure y todos los que me han acompañado en este viaje…. Sé que un equipo dedicado se está haciendo cargo de esta actividad que he asumido con placer durante todos estos años (Georgia, Maria, Andrea, Ruby). Les deseo lo mejor para el futuro. Sigan así, el mundo lo necesita.

Me gustaría dar las gracias especialmente a la FPH por financiar el despliegue de ideas que cree que transformarán nuestra sociedad, y por haberme permitido ser una de las personas implicadas en su difusión durante todos estos años.