Artículo de Altreconomia : I piccoli produttori nutrono ancora il Pianeta, nonostante la Fao, di Marta Facchini — 15 Febrero 2022

Según la agencia de las Naciones Unidas, son las grandes empresas agrícolas las que alimentan a la población mundial. En realidad, son lxs pequeñxs productorxs lxs que alimentan al 70% de las personas, protegiendo la biodiversidad y produciendo alimentos de calidad. Donde dominan los gigantes, por otro lado, los cultivos se utilizan principalmente para el ganado y los biocombustibles.

Los pequeños productores siguen alimentando al mundo, pero la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha dejado de reconocerlo. Según la agencia de la ONU, lxs pequeñxs agricultorxs contribuyen a alimentar solo a un tercio de la población mundial, mientras que el resto es alimentado por grandes granjas, que se consideran más eficientes y productivas. Esta tesis, contenida en el informe en inglés «¿Qué granjas alimentan al mundo y las tierras de cultivo se han vuelto más concentradas?» publicado en 2021, ha sido criticada por ocho organizaciones que trabajan en sostenibilidad, agricultura y soberanía alimentaria.

En una carta (en inglésà enviada a la Dirección General de la FAO el 1 de febrero de 2022,  las organizaciones (incluidas Grain y la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África) impugnaron las afirmaciones del informe, señalando que los estudios recientes sobre el tema, que van exactamente en la dirección opuesta, no se están teniendo en cuenta y que la propia FAO está contradiciendo sus declaraciones anteriores sobre el tema. En su carta abierta, las organizaciones piden una reflexión crítica sobre la metodología utilizada y reafirmar que los pequeños productores son la principal fuente de alimentos para el 70% de la población mundial, como ya reconocían las propias Naciones Unidas.

Según las organizaciones, el informe contiene una serie de puntos críticos importantes. En primer lugar, hay un cambio en la definición de «agricultor familiar» en comparación con la adoptada por la FAO como parte del «Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar y el Plan de Acción Mundial», lanzado en 2019 junto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). La nueva encuesta excluye a lxs pescadorxs artesanales, pastorxs, cazadorxs y aquellxs involucradxs en la producción de alimentos en entornos urbanos. Además, el informe define -de forma «arbitraria», subrayan las organizaciones- que una «pequeña explotación» debe entenderse como una propiedad de menos de dos hectáreas, negando así el supuesto de la FAO de 2018. En esa ocasión, el Organismo se había negado a adoptar un parámetro de superficie terrestre universalmente válido para describir las pequeñas explotaciones, subrayando la necesidad de tener en cuenta las variables específicas que ofrecen los distintos contextos territoriales. «El documento es una desviación incómoda de las investigaciones y posiciones anteriores de la FAO», destacan los firmantes de la carta abierta. «Alimenta una narrativa destinada a minimizar la importancia y la eficacia de la producción de lxs agricultorxs».

Un punto crítico es precisamente el nivel de productividad que se puede o no se puede lograr. Numerosos estudios han demostrado que lxs pequeñxs agricultorxs no solo producen más por hectárea de tierra«, señalan las organizaciones, «sino que también protegen la biodiversidad, diferencian los cultivos y producen bienes con una mayor calidad nutricional y crean más empleos. Y eso no es todo. A diferencia de los pequeños agricultores, las grandes empresas trabajan principalmente para obtener materias primas agrícolas, ‘commodities blandos’ destinados a los mercados internacionales y no al consumo directo de la población. Se trata, en particular, del algodón y el caucho, cultivos utilizados para la ganadería y biocombustibles industriales. Pero también se trata de la calidad de los alimentos: las grandes empresas suministran bienes -como aceite de palma, soja, azúcar- utilizados para alimentos que no siempre son nutricionalmente saludables.

Según un informe del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Minnesota en los Estados Unidos, el 55% de las calorías de los productos agrícolas en todo el mundo se utilizan para alimentar a las personas directamente, el 36% para alimentar al ganado y el 9% restante para producir biocombustibles. Estados Unidos, donde las granjas ocupan una posición prominente, ofrece una sección transversal significativa: solo el 27% de las calorías de los cultivos se utilizan para alimentar a las personas y el 67% para alimentar al ganado. En el país, el 40% del cultivo principal, el maíz, se utiliza en la producción de biocombustibles para el mercado automotriz. En contraste, en la India, donde el paisaje está dominado por pequeñxs productorxs, casi el 90% de las calorías producidas son utilizadas directamente por la población.

El diferente propósito de los cultivos también se observa en los territorios. La mayoría de los cultivos cultivados para ganado y biocombustibles se producen en áreas donde dominan las grandes granjas, como Estados Unidos, Europa y algunos grandes países exportadores de América Latina como Brasil. Por el contrario, los cultivos producidos para la alimentación están arraigados en África, la India, partes del sudeste asiático y los países de bajos ingresos de América Latina, donde los pequeñxs productorxs tienen la mayor presencia. Hay una conclusión clara: las grandes granjas no alimentan al mundo», escriben las organizaciones, «sino que llenan los bolsillos de aquellos que invierten y comercian con materias primas, alimentan vacas y automóviles, y alimentan a la industria de la comida chatarra.