Artículo de Ruby van der Wekken, RIPESS Europe
“La comida es un elemento esencial de la sociedad. La comida es, ante todo, lo que nos une a todxs. Y en manos de quién está el control de nuestro sistema alimentario, incluida por supuesto el agua, en esas manos está el control de la sociedad. En otras palabras, la gente puede gobernar mejor su propia vida, si la comida (el sistema alimentario) está bajo su control. En este sentido, todos los esfuerzos realizados para que la alimentación vuelva a estar bajo el control de las personas son muy importantes para el desarrollo de la sociedad, y sólo abordando esto, podremos cambiar nuestra sociedad para que sea más justa y equitativa”.es una cita de Jukka Lassila, agricultor de la cooperativa alimentaria Oma maa, que funciona según los principios de la Agricultura Apoyada por la Comunidad en Tuusula, Finlandia.
¿Cómo ver esta transformación sistémica que se obtendría de un cambio de nuestro sistema alimentario enraizado en los procesos de los pueblos a los que se refiere esta cita? El cambio de los sistemas alimentarios está vinculado a una multitud de cuestiones diferentes relacionadas con un cambio en la producción, el consumo y la distribución de nuestros alimentos, como se puede leer más en “Agricultura Apoyada por la Comunidad: difuminar las fronteras entre productores y consumidores, entre lo urbano y lo rural, y fomentar nuestros bienes comunes: ¡fomentar el cambio!”.
Por nombrar algunos y empezando por la producción primaria, implica en su esencia que primero cuidamos la tierra antes de ver lo que comemos. Cuidar la tierra significa reforzar la capacidad de la tierra para mantener la biodiversidad, procurar el secuestro de carbono y un reciclaje más eficaz de los nutrientes, y cultivar según los principios de la Agroecología, la permacultura y la policultura.
Asimismo, la producción secundaria de productos agrícolas implica una revisión de las metodologías, incluida la revisión de las metodologías locales tradicionales, no por nostalgia del pasado, sino por un uso más eficiente de los recursos. En conjunto, estos cambios en el lado de la producción y el consumo de nuestro sistema alimentario tienen el potencial de implicar y emplear a muchas más personas en una granja y en cualquier unidad de producción secundaria en relaciones significativas con la tierra, en medios de vida significativos y en nuestra posibilidad y capacidad de consumir alimentos sanos producidos localmente.
El cambio del sistema alimentario significaría también un refuerzo del acceso a una buena alimentación para todos. Sabemos que, a nivel mundial, la desigualdad en el acceso a los alimentos se verá agravada en los próximos años por el cambio climático, pero también que, aunque en Europa tenemos abundancia, también en Europa la gente se enfrenta a la desnutrición y al hambre.
¿Qué tipo de movilización en torno al cambio de los sistemas alimentarios se está produciendo actualmente? A nivel mundial, el foro mundial Nyeleni se está preparando para celebrarse en Sri Lanka en septiembre, y acaba de ver reuniones preparatorias en mayo en Sri Lanka en las que también participó y colaboró RIPESS Europa. Es importante destacar que el foro Nyeleni, surgido de la organización del movimiento global por la soberanía alimentaria, se ha abierto a otros movimientos para añadir más peso político a las voces marginales de los agricultores, así como para reconocer la interconexión de las luchas y llegar a una agenda política colectiva en torno a la transformación sistémica. Globalmente, el movimiento alimentario hace mucha referencia a la declaración de la ONU sobre los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales (UNDROP) de 2018, y a los 10 elementos del marco de la agroecología desarrollado por la FAO, con lo que la ESS ofrece tanto una visión como los medios para considerar de forma integral el cambio económico necesario para lograr la soberanía alimentaria. Este boletín se complace en informar de la creación de una nueva red de economía solidaria en Alemania.
En Europa, y como consecuencia de Covid, la guerra de Ucrania y una inflación de los precios de los alimentos, se ha desarrollado un enfoque sobre el derecho (Humano) a una buena alimentación. En octubre de 2024, el Consejo Europeo adoptó la resolución 2577 “Garantizar el derecho humano a la alimentación”. En un seminario web “Garantizar el derecho a la alimentación” organizado por FIAN Bélgica en noviembre de 2024. Hasta ahora, la legislación europea ha hecho hincapié en la seguridad alimentaria, en la cuestión de los contaminantes y la inocuidad, pero no en la calidad de los alimentos. Por tanto, la nueva resolución tiene importantes implicaciones para la elaboración de políticas alimentarias progresistas en Europa, y representa un cambio de la ayuda de emergencia a la creación de resiliencia. La Unión Europea también es donante de ayuda alimentaria, y se considera que la resolución del Consejo tiene potencial para influir en el comercio y apoyar a los gobiernos en la reivindicación de marcos normativos, sobre todo permitiéndoles regular la agroindustria. Sin embargo, aunque tales resoluciones ejercen una importante presión política, no son jurídicamente vinculantes. Sólo el establecimiento de un marco jurídico vinculante basado en los derechos humanos daría al Consejo la autoridad para hacer cumplir sus resoluciones.
Durante el seminario web sobre el Derecho a la Alimentación, un representante de La Vía Campesina hizo hincapié en que la aplicación real de este derecho depende de la creación de alianzas sólidas entre los productores de alimentos y la sociedad en general. Aunque la resolución en sí puede servir como una poderosa herramienta de movilización, especialmente a nivel de base, plantea una cuestión permanente dentro de nuestros movimientos: ¿deben centrarse nuestros esfuerzos en la sensibilización y movilización del público, o en la defensa y el desarrollo de una legislación que lo permita? Otra forma de enmarcar esto es preguntar: ¿precede necesariamente una cosa a la otra? Una opinión muy extendida es que la movilización popular debe ir primero, y que la legislación debe ser un reflejo de las realidades ya moldeadas por la acción colectiva.
El cantón de Ginebra es, en muchos sentidos, un caso singular. Desde 2023, el derecho a la alimentación está consagrado en su Constitución tras la aprobación del 67% de la población mediante votación popular. El cantón está actualmente en proceso de redactar la correspondiente Ley sobre el Derecho a la Alimentación y muchos municipios ya han tomado medidas. Dado que este derecho está reconocido constitucionalmente, el cantón y los municipios están obligados a respetar, proteger y garantizar el derecho a la alimentación de todas las personas, sin discriminación. La experiencia de Ginebra también ha servido de precursora e inspiración para llevar la campaña al ámbito de la UE. La RIPESS forma parte del Comité Directivo de la asociación Good Food For All – EU (GFFA-EU), con sede en Bruselas. Bajo el lema “¡La alimentación es un derecho humano para todxs! Garantizar sistemas alimentarios sanos, justos y sostenibles”, GFFA – UE iniciará un proceso de Iniciativa Ciudadana Europea “Buena alimentación para todos” con el objetivo de reunir al menos un millón de firmas verificadas de ciudadanos de la UE. La campaña se iniciará a finales de 2025 y quiere garantizar que el Derecho a una alimentación nutritiva y adecuada, producida de forma sostenible y digna, pase a formar parte de la legislación de la UE.
Sin embargo, otras iniciativas van en la dirección de hacer del acceso a una buena alimentación una rama de la seguridad social. La idea básica de las Iniciativas de Seguridad Social Alimentaria consiste en invitar a los ciudadanos a unirse en un proceso político colectivo, en el que los recursos reunidos se redistribuyen equitativamente cada mes entre todos los participantes para destinarlos a la compra de alimentos a productores locales sostenibles.
En este boletín, también se habla de cómo en Polonia se ha formado una coalición nacional por la soberanía alimentaria, y de cómo el Ministerio polaco aprobó hace un año la cualificación profesional de “Asesor de C SA ” en el Ministerio de Trabajo por iniciativa de la Asociación “Ziarno” de Grzybowo, lo que significa que la asignatura de CSA puede incluirse en el plan de estudios de las escuelas (de formación profesional y universitarias) y también permite a diversos tipos de especialistas que asesoran a los agricultores mejorar sus cualificaciones.
De distintas formas, a través de la organización de los pueblos y de la configuración de legislaciones y políticas resolutivas, la alimentación se está convirtiendo cada vez más en un Bien Común, y con ello la esperanza de que cada vez más pueda hacerse realidad el potencial de transformación sistémica que puede lograrse a través del cambio de los sistemas alimentarios.
Hacer visible, reconocer, acompañar y reforzar este cambio de paradigma de la alimentación, que pasa de ser una mercancía a ser un bien común, es una investigación no extractiva sobre economía social y solidaria, respecto a la cual el Círculo de Conocimientos Comunes de RIPESS ha elaborado una serie de Directrices. Este trabajo colaborativo está abierto a comentarios y quiere seguir siendo un documento participativo vivo.
Trabajar por la soberanía alimentaria y por la construcción de la ESS en general es también trabajar por la paz, y RIPESS Europa, como tal, se ha unido al llamamiento colectivo “Stop Rearm Europe” “para oponerse firmemente a este peligroso cambio y a sus posibles consecuencias desastrosas”. De hecho, y por todos los medios, “la financiación pública y el dinero de los contribuyentes deben destinarse a la construcción de una paz duradera, no a la guerra”.