Blog del Salto Diario, 19/09/2019, por Comisión de Ecología de la red de economía solidaria de Cataluña (XES)
Con la Huelga por el Clima del 27S y la semana de acciones previstas para la semana previa en el horizonte, reflexionamos sobre el papel de la Economía Solidaria en estas movilizaciones y su capacidad para contribuir a transitar hacia sociedades post-carbono más sostenibles y solidarias.
Nos quedan 11 años (solamente) para alcanzar el límite admisible de
temperatura global del planeta, y una vez superado nos llevará a un
cambio en el clima de la Tierra, irreversible y sin precedentes, que
supondrá una amenaza para las generaciones futuras. Así de contundente
fue el mensaje de emergencia la Organización de Naciones Unidas (ONU),
tras su 73ª Reunión de Alto Nivel sobre el Clima y Desarrollo Sostenible
el pasado mes de marzo.
Los cálculos realizados por el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señalan
que un incremento de 1,5ºC respecto a los niveles anteriores a la
industrialización podría ser asumible con medidas de mitigación,
adaptación y resiliencia. Éste fue el aumento de la temperatura global
que estableció como límite la ONU en la Convención sobre el Cambio
Climático que tuvo lugar en Paris en 2015, una línea roja que no se debe
cruzar de ningún modo. En cambio, si la temperatura subiese más de
1,5ºC (como se prevé) nos encontraríamos ante situaciones catastróficas;
como sequías más severas y frecuentes, inundaciones, olas de calor
extremo, cultivos destrozados…, lo que provocaría consecuencias nefastas
para la biodiversidad y para la humanidad.
Los impactos que
ha generado el cambio climático, son directos e indirectos, y
relacionados con la actividad humana, según la evidencia científica. Los
ecosistemas naturales están íntimamente interrelacionados con esa
actividad.
Ante esto, diversos Estados y Administraciones de todo el mundo han declarado la Emergencia Climática,
un total de unas 800, cifra en continuo crecimiento desde que la ciudad
de Darebin, Australia, declarase en 2016 por primera vez este estado de
Emergencia Climática.
De manera pareja a estos
pronunciamientos institucionales, diversos movimientos sociales y
ecologistas, sindicatos, Administraciones y, cómo no, también la
Economía Social y Solidaria (ESS) están articulándose y movilizándose
para lograr acciones de impacto que contribuyan al cambio de paradigma
necesario para hacer frente a esta emergencia. La convocatoria de Huelga contra el Cambio Climático
del 27 de septiembre y las movilizaciones previstas para la semana del
20 al 27 son muestra de ello, y son múltiples los movimientos y
organizaciones que están trabajando para que dichas convocatorias sean
un éxito.
¿Pero
qué supone declarar el estado de Emergencia Climática? ¿Acaso esa
alerta que están poniendo en la agenda pública los movimientos sociales y
ecologistas del mundo tiene la misma estrategia para acabar con el
cambio climático? ¿Es posible promover la paz, la prosperidad y los
Objetivos de Desarrollo Sostenible en un mundo globalmente capitalista,
basado en un crecimiento económico lineal, que no tiene en cuenta los
límites del planeta? ¿Promueven los Objetivos de Desarrollo Sostenible
realmente una Economía Social, justa, equitativa y democráticamente
radical en todo el mundo?
Una ESS para la transición ecosocial
Ante
a todas estas preguntas, las entidades que promueven la ecología dentro
de la Economía Social y Solidaria tienen sus propuestas. La ESS forma
parte del conjunto de economías transformadoras
que se erigen como modelo económico alternativo al modelo capitalista
imperante y que priorizan el bienestar de las personas y su entorno.
Son, por tanto, las más idóneas para proporcionar una solución efectiva
que reduzca los impactos socioambientales que nuestra sociedad ha
generado y que han desembocado en la situación de emergencia climática
actual.
La ESS comprende una gran variedad de iniciativas
que desarrollan una actividad económica desde una base colectiva con
una clara voluntad de contribuir a la transformación de nuestra
sociedad, integrando para ello criterios sociales y ambientales en sus
valores, su organización y sus actividades.
Dentro
de la ESS encontramos fórmulas tan diversas como cooperativas,
fundaciones e incluso asociaciones, que incorporan cierto nivel de
profesionalización. Así pues, el vínculo con los movimientos sociales de
base es muy estrecho, hasta el punto que algunas iniciativas surgen de
la mano de personas vinculadas a dichos movimientos, que deciden dar un
paso más para la implementación de sus reivindicaciones sociales y
medioambientales, realizando proyectos o servicios relacionados con
dichas demandas o, sencillamente, desarrollando una actividad económica
con un enfoque más sostenible.
La
ESS es una práctica económica que se desarrolla en diversos sectores de
la economía, tales como: la comunicación, energía, movilidad,
agroecología, alimentación, consumo etc. Muchas de estas iniciativas son
claros ejemplos de éxito, como la cooperativa de consumo de energías
renovables, Som Energia,
cuya labor contribuye a la lucha contra el cambio climático. Surgida
del ámbito universitario y estrechamente vinculada a movimientos
sociales ha alcanzado los 60.270 socios. Se trata de una experiencia
que, además, hace posible el empoderamiento de las personas para poder
consumir fuentes de energía renovables y participar incluso en la propia
generación de energía, ya sea en instalaciones colectivas o como
prosumidor.
La ESS constituye, por tanto, una oportunidad para construir modelos socioeconómicos que contribuyan a transitar a la sociedad postcarbono
a la que nos dirigimos. Pero puede haber muchas sociedades pos-carbono y
diversas transiciones para llegar a ellas. Necesitamos que esta
transición ecológica sea una oportunidad para construir sociedades más
justas, equitativas y democráticas. Y este proceso de transición debe
ser rápido, pues tenemos poco tiempo, y si no lo lidera la Economía
Social y Solidaria y otras alternativas, lo harán las grandes
corporaciones.
Pero ¿está la Economía Social y Solidaria
preparada? Es importante que el tejido de la ESS se haga esa pregunta, y
vea las transiciones como una gran oportunidad para acelerar y hacer
crecer estas alternativas que vienen cultivándose desde hace años.
Porque si no conseguimos construir este espacio necesario desde la ESS,
nos podemos encontrar con escenarios no deseables, cada vez más
desiguales y con un crecimiento de los ecofascismos.
Retos en el horizonte
Tenemos varios retos para fortalecer la ESS delante la situación de Emergencia Climática. Necesitamos hacer de la transición ecológica el eje vertebrador de nuestras estrategias de impulso y fortalecimiento de la ESS, lo que conlleva, por ejemplo, priorizar los sectores estratégicos para la transición.
Por
otra parte, debemos orientar la ESS a su crecimiento, para poder
generar alternativas amplias y replicables que puedan competir con las
grandes corporaciones. Así mismo, hemos de incidir en el modelo
educativo y cultural, que promueve el individualismo, fomentando en su
lugar la cooperación y la solidaridad, y profundizar en los vínculos y
alianzas que pueden tejerse entre las iniciativas económicas
transformadoras y los movimientos sociales que luchan por derechos
sociales, el medio ambiente y la emergencia climática.
Pero,
además de las acciones de transformación del día a día que aportamos
desde la ESS en pos de la descarbonización de nuestras vidas y
actividades, el gran reto es extrapolar estos modelos de funcionamiento
más ecológicos y democráticos al resto de la sociedad. Y hemos de
empezar por las propias entidades sociales, cooperativas y empresas de
la ESS, que tienen aún como asignatura pendiente incorporar en su
funcionamiento una visión más ecológica y respetuosa con el medio
ambiente. Este es, de hecho, uno de los objetivos para los que nació la
Comisión de Ecología de la XES (Xarxa d’Economia Solidaria de Catalunya): “fortalecer la dimensión ecológica de la Economía Social y Solidaria”.
Hay
un largo camino a recorrer con el conjunto del universo de la ESS y los
movimientos por el clima, y que como apuntamos ha de extenderse a toda
la sociedad, dada la urgencia del problema y la necesidad de dar
respuestas en corto plazo a la emergencia climática.
En este
proceso, serán clave las próximas convocatorias de movilización por la
justicia climática para infundir conciencia y generar el cambio de
paradigma necesario para transitar a una sociedad y economía
descarbonizada. En éstas movilizaciones, vamos a confluir entidades y
personas diversas, y las entidades de la Economía Social y Solidaria
debemos jugar un papel clave como motor de este cambio de paradigma
global.
Por ello, asumimos como nuestra la declaración de Emergencia Climática, y hacemos un llamado a la movilización activa y a la participación
masiva en la Huelga Mundial por el Clima del próximo 27 de septiembre,
así como en las actividades de esta Primera Ola de movilizaciones,
previstas desde el 20 de septiembre.
Porque, la Economía Social y Solidaria será sostenible y justa o no será.
Porque, sólo desde una apuesta firme y clara por una economía descarbonizada veremos el mundo en que queremos vivir.
¡Nos encontramos en la Ola!