Este artículo fue compuesto citando extractos del Informe de la ONU de agosto de 2020 de la Relatora Especial en el campo de los derechos culturales, Karima Bennoune

Si bien se ha hecho un inventario preciso de por qué el cambio climático es una crisis de los derechos humanos, las dimensiones culturales y de derechos culturales están con demasiada frecuencia descuidados por expertos en clima y derechos humanos, por un lado, y expertos culturales, por otro. Esta es una deficiencia que debe abordarse. Los efectos negativos del cambio climático en las culturas humanas y en el disfrute por todxs de los derechos culturales internacionalmente reconocidos, así como los efectos positivos que nuestras culturas y el ejercicio de nuestros derechos culturales pueden tener como herramientas esenciales para responder a la emergencia climática, deben estar en el centro de las prioridades internacionales y ser estudiado con más detalle. (párrafo 14)

Algunas poblaciones y lugares se ven afectados de manera desproporcionada, y los derechos y las culturas de las personas de los pequeños Estados insulares en desarrollo de baja altitud, los pueblos indígenas, las poblaciones rurales, las mujeres, las personas con discapacidad, las personas que viven en la pobreza y otras están particularmente en riesgo. (…). Las personas con fuertes vínculos culturales con la tierra, el mar, los recursos naturales y los ecosistemas , incluidos los pueblos indígenas, las poblaciones rurales y los pescadores, sufren una devastación desproporcionada de su vida cultural, tanto individual como colectiva (párrafo 7).

La inestabilidad y la anormalidad son la nueva normalidad. El cambio climático es el principal problema de desigualdad intergeneracional de nuestro tiempo. Lxs niñxs y las generaciones futuras soportan o soportarán la carga de sus efectos en un planeta contaminado y degradado (párrafo 9).

Las mujeres ya enfrentan muchos obstáculos a la hora de ejercer sus derechos culturales1, y el cambio climático exacerba estas desigualdades (…) complicando el acceso a la educación, aumentando la pobreza, causando cargas más pesadas, matrimonios más tempranos, etc. (punto 8). [Sin embargo], son las mujeres las impulsoras de la movilización y desempeñan un papel de liderazgo en el replanteamiento de la cultura y la adopción de nuevas formas de vida para adaptarse a la crisis climática.

El trabajo de lxs defensorxs de los derechos culturales, es decir, lxs defensorxs de los derechos humanos que actúan en favor de los derechos culturales reconocidos por las normas internacionales, es indispensable para proteger los derechos culturales y las culturas contra el cambio climático y para desarrollar y promover el uso de los derechos culturales y las iniciativas culturales para combatir el cambio climático (párrafo 19). [No obstante], lxs defensorxs de los derechos humanos ambientales se encuentran entre lxs que corren mayor riesgo.

La emergencia climática amenaza a la humanidad en su conjunto y a todas las culturas humanas y no puede abordarse únicamente desde una perspectiva sectorial. Por lo tanto, es necesario responder a ello tanto a nivel mundial como local, en un espíritu de universalidad, en forma de acción mundial concertada y de diversidad, teniendo en cuenta los diferentes efectos, actores y posibles soluciones (tpárrafo 10).

Se necesitará un cambio cultural radical para alterar la trayectoria del catastrófico cambio climático. (…) Debemos hacer más para promover la transformación radical del modelo dominante, (…) para cambiar rápidamente la forma en que vivimos, producimos y consumimos respetando los derechos, y para adaptarnos a los posibles efectos adversos sobre los derechos culturales (párrafo 15).

Aunque está en riesgo, la cultura sigue siendo una parte importante de la adaptación climática exitosa. El conocimiento tradicional sobre cómo interactuar y cuidar los sistemas naturales es esencial. El conocimiento de los pueblos indígenas, en particular, será esencial para estabilizar el clima. (párrafo 16)

El vínculo entre el clima y los derechos culturales no puede recibir la debida atención sin una acción transnacional decidida para promover justicia climática, porque lxs más afectadxs por el cambio climático y que a menudo han hecho menos para contribuir a él son también lxs que tienen menos recursos para proteger sus culturas de los efectos del cambio climático. De lo contrario, podría producirse un terrible apartheid cultural. vinculado al clima y un proceso catastrófico de «revisión», donde gran parte de la historia y las huellas culturales de las mayores víctimas del cambio climático serían abandonadas a su triste suerte, mientras que las huellas de los principales responsables estarían mejor protegidas y más susceptibles de ser preservadas.(párrafo 26)

Conclusión

(…)

Necesitamos adoptar un enfoque holístico de la cultura, los derechos culturales y el cambio climático, un enfoque que abarca todas las regiones, involucra sistemáticamente a jóvenes y mayores, vincula inteligentemente los patrimonios culturales naturales, tangibles e intangibles interrelacionados y todas las formas de expresión cultural, haciendo hincapié tanto en la educación como en la responsabilidad, y eso tiene en cuenta las consecuencias de las acciones de actores estatales y no estatales. Avanzaremos poco a menos mientras no se aplique mejor el principio de responsabilidad. No podemos ser selectivos o limitar nuestra movilización a las amenazas a la cultura y el patrimonio con las que nos sentimos personalmente conectadxs: debemos adoptar un enfoque universal para la protección de las culturas, el patrimonio y los derechos culturales de todxs. (párrafo 78).