Por Mariusz Sibila, Eva Riecanska y Monika Onyszkiewicz para Urgenci

Fotos de @KrotkaDrogaBazar

La historia del Bazar Ekologiczny Krótka Droga comenzó a gestarse en 2009, cuando un grupo de activistas locales de Wrocław creó el Falanster, una librería y una cafetería. En ese momento, una delegación de consumidores y agricultores de Francia que promovía los circuitos cortos vino a visitar la ciudad. Formaban parte de la red URGENCI y querían popularizar la idea de las AMAP (Association pour le maintien d’une Agriculture Paysanne, en francés), una versión francesa de la Agricultura Apoyada por la Comunidad (CSA). Pidieron ayuda logística a la ONG local Fundacja EkoRozwoju, conocida por su implicación en la promoción de cadenas de suministro de alimentos alternativas y el apoyo a lxs productorxs de alimentos locales y ecológicos, e impartieron algunas conferencias para lxs agricultorxs ecológicxs de la Baja Silesia. En aquel momento, sólo había una docena de granjas de este tipo en la zona, y lxs agricultorxs ya se conocían de los eventos locales de temporada, incluido el “Ecomercado” que la Fundacja EkoRozwoju llevaba ya varios años organizando. Todos ellos estaban muy interesados en acceder a lxs clientxs de una gran ciudad.

La agricultura Apoyada por la Comunidad es un sistema de cooperación entre clientes y agricultorxs. Tanto lxs activistas de Wrocław como lxs agricultorxs encontraron atractiva la idea de poner en marcha una CSA, en total tres personas: una de la Fundacja EkoRozwoju (Monika Onyszkiewicz), otra del Falanster (Mariusz Sibila) y una persona no asociada a ninguna organización (Katarzyna Gawlicz). En general, lxs agricultorxs estaban bastante bien organizadxs, muchxs de ellxs tenían explotaciones modernas, pero tenían sus dudas, lo que les impedía iniciar un sistema comercial basado en la confianza. De las conversaciones entre los representantes de las CSA francesas y lxs agricultorxs se desprende que este tipo de cooperación no está establecida en Polonia y, por tanto, se plantea la cuestión de si podría establecerse con éxito con sus vecinxs en el campo. Lxs clientes eran probablemente más entusiastas y confiadxs, pero incluso para ellos no era fácil comprender plenamente el concepto de CSA, especialmente su característica de solidaridad y comunidad. El concepto cambia su posición de personas desvinculadas para las que el mercado sólo satisface sus demandas a socixs que comparten los riesgos y aceptan los límites naturales de la agricultura local.

En Polonia, siempre han funcionado de una forma u otra diversos acuerdos entre agricultorxs y clientes, y -como en cualquier relación a largo plazo- hay cierto margen para estrechar las relaciones y la confianza. Numerosos mercados de barrio (algunos de ellos todavía en funcionamiento), coches que circulan por los barrios vendiendo productos agrícolas, ventas ambulantes de productos de huertos familiares, personas que viajan al campo para comprar productos de lxs agricultorxs a granel (patatas, huevos, carne)… son algunos de los ejemplos. Lo que parecía nuevo en la CSA era el énfasis en la sostenibilidad y la responsabilidad compartida.

Muchas cosas parecían converger. Durante varios años, lxs activistas del entorno de Falanster habían mantenido debates sobre el establecimiento de un sistema de parcelas y había varias actividades organizadas por la Fundacja EkoRozwoju, como la iniciativa de las ecoparcelas y los mercados ecológicos que se celebran dos veces al año en el centro de Wroclaw. La visita de lxs representantes de URGENCI supuso un impulso para poner en marcha una iniciativa alimentaria en forma de “mercado de corta distancia” – Bazar Ekologiczny Krótka Droga – basada en los principios de los circuitos cortos.

Al principio, el mercado tenía lugar dos veces al mes, pero muy pronto, cuando resultó ser un éxito, se organizó todos los sábados, y así ha sido hasta hoy. Fue el primer mercado ecológico y local de este tipo en Polonia, y parece que sigue siendo bastante único por la forma en que se gestiona, y por una cultura específica que se ha formado a su alrededor.

Por regla general, las decisiones se toman conjuntamente con lxs agricultorxs: cada nuevx agricultor.a. o vendedor.a que se incorporaba al núcleo del equipo tenía que ser aprobado por los demás. En muchas ocasiones se discutió largamente hasta qué punto el producto de una nueva persona enriquecería la oferta y hasta qué punto constituiría una competencia para los demás. Al final, la práctica ha demostrado que cada agricultor.a tenía su propio grupo de clientes. La diversidad ha resultado ser un enriquecimiento, no una competencia. Lxs agricultorxs pagan pequeñas cuotas por formar parte del Bazar para cubrir el alquiler del lugar en el que se celebra. El importe de la cuota está relacionado con la cantidad de espacio que necesita el agricultor. Estas reglas sencillas, pero en la práctica muy exigentes, relacionadas con el funcionamiento del Bazar (toma de decisiones conjunta, reparto de los costes de organización y desarrollo del mercado) crean un sentimiento de responsabilidad compartida y de “propiedad” de toda el emprendimiento.

Véase el resto del artículo (en inglés) aquí.