Artículo de ATTAC Francia, enero de 2023, por Alona Liasheva, Huayra Llanque

Mientras la guerra hace estragos en Ucrania, las mujeres se movilizan doblemente. Primero para participar en la resistencia y organizarse contra la invasión rusa. Pero también para defender sus derechos, aún más amenazados por el conflicto.

Este texto está tomado del último número de nuestra publicación trimestral, Lignes d’Attac,

Más de nueve meses después de la invasión rusa de Ucrania, la guerra continúa intensamente. La ofensiva lanzada por Vladimir Putin tiene como objetivo expandir la base y el territorio de Rusia, dominando Ucrania negando la autonomía, la libertad política y la cultura de su pueblo.

Desde el 24 de febrero de 2022, los pueblos de Ucrania han estado resistiendo en condiciones extremas, para defender su libertad, su integridad, mientras encuentran los medios para sobrevivir, sanarse, trabajar.

Desde el principio, las mujeres participaron en la resistencia en diversas formas, organizándose en el terreno local, en tareas civiles y militares. Grupos formados espontáneamente en todo el país. Las mujeres en una organización de veteranxs apoyaron a las que luchaban proporcionándoles equipo médico. Algunas se unen al ejército, el 20% de los cuxles son mujeres.

Pero las mujeres ucranianas también han sido objeto de violencia extrema. Numerosos testimonios han alertado sobre las violaciones organizadas y utilizadas como arma de guerra por el ejército ruso, que tienen como objetivo subyugar a las mujeres, a todo el pueblo ucraniano y aniquilar cualquier resistencia.

Es esencial organizar rápidamente refugios para mujeres víctimas de violencia, para encontrar espacios done alojarse. Todo esto en condiciones muy difíciles: muchas personas están desplazadas en toda Ucrania, los bombardeos que se han intensificado en los últimos tiempos han causado daños y cortes de energía en todo el país. La situación en los territorios ocupados ha empeorado aún más.

Las feministas, movilizadas por los derechos de las mujeres mucho antes del inicio de la guerra en Ucrania, tuvieron que posicionarse en este contexto. Además de esta violencia extrema, enfatizan que la guerra refuerza las tensiones y la violencia de la vida cotidiana. Incluso si participan activamente en la resistencia, el contexto acentúa la distribución de género de las actividades: las tareas domésticas y el cuidado siguen siendo más pesados para las mujeres.

Además, el acceso a la salud es muy difícil para todox, incluida la salud reproductiva para las mujeres. En Ucrania, el acceso al derecho al aborto se vuelve mucho más complicado y quienes se exilian enfrentan muchos obstáculos -dificultad para respetar los marcos legales, precariedad, cuidados bajo tensión- y en Polonia se enfrentan a un marco legal de lo más restrictivo.

Después de justificar la invasión para “desnazificar” Ucrania, el gobierno ruso ahora presenta otro argumento: la necesidad de preservar los valores de la familia tradicional. Las feministas rusas señalaron desde el comienzo de la guerra el fortalecimiento de una ideología ultraconservadora y patriarcal, valorando a las mujeres en el papel de reproductivas. Y la Duma fortaleció la ley sobre “homo-propaganda”. El matrimonio LGBT que se está discutiendo actualmente en Ucrania parece ser una amenaza.

Por todas estas razones, las feministas en Ucrania están trabajando, además de tareas urgentes, para transmitir su análisis político e informar sobre lo que está sucediendo en Ucrania, a través de la producción de videos, entrevistas, artículos. El punto de vista de lxs ucranianxs ha sido minimizado durante mucho tiempo, incluso en los movimientos sociales y la izquierda europea. Por eso, para hacer oír su voz, 100 feministas de Ucrania escribieron el manifiesto El derecho a resistir.

Para las feministas, el desafío es doble: no bajar la guardia, continuar las luchas por los derechos de las mujeres y los derechos sociales, incluidos los derechos laborales amenazados por el gobierno de Zelenski… mientras se enfrenta a una situación de emergencia, la de la defensa nacional. Piden solidaridad internacional, recordándonos no sólo que no se resignan, sino que afirman su posición política.

Contra la dominación de un pueblo por otro, subrayan la necesidad de mecanismos capaces de prevenir futuras agresiones y preservar la integridad de los pueblos. Cancelar la deuda de Ucrania y priorizar las actividades esenciales y de atención en la reconstrucción del país son requisitos previos para una sociedad más igualitaria.

Por lo tanto, la solidaridad “desde abajo” es necesaria no solo para defender los derechos fundamentales de un pueblo atacado, sino también para fortalecer las fuerzas progresistas y feministas en Ucrania y los países vecinos.

Su resistencia es parte de las soluciones para construir un mundo más justo. En solidaridad con aquellxs en otros países que enfrentan ataques o represiones feroces, ven la solidaridad feminista como una práctica política que debe defender el derecho de las mujeres a determinar independientemente sus necesidades, objetivos políticos y estrategias.