Artículo de Andrea Rodríguez Valdés, RIPESS Europa

Dentro del proyecto YITEG (Youth Impacting Transformative Economies through Game-design), reivindicamos este 25 de Noviembre una Economía Feminista que ponga en el centro la vida y los cuidados.

Con el objetivo de construir redes y alianzas para seguir consolidando en nuestros barrios y pueblos un feminismo autónomo, crítico y de base como espacio de lucha, este 25 de noviembre, feministas de todo el mundo volvemos a salir a la calle para ser visibles juntes contra la violencia de género y para reivindicar la igualdad. Desde diferentes redes de Economías Transformadora, queremos reivindicar y compartir nuestras experiencias desde la diversidad, así como denunciar los espacios que aún perpetúan el sistema cis-heteropatriarcal y racista.

¿Qué es la Economía Feminista?

La sociedad neoliberal impuesta por occidente que habitamos ha construido una forma de organizar forma de organizar la política, la economía, la cultura, la educación etc, que se desarrolla no solo de espaldas sino también en contraposición con las bases materiales que permiten sostener la vida –humana y no humana–. Frente a esto, la Economía Feminista nos permite hacer un ejercicio para reconocer algo que el capitalismo nos ha negado siempre:

  1. Que somos interdependientes como seres humanos, que nos necesitamos y necesitamos organizar la vida en común frente a este sistema que nos quiere solas.
  2. Que somos Ecodependientes con la naturaleza. El sistema nos quiere hacer entender que la naturaleza no tiene límites, que podemos seguir explotándola para conseguir bienes de consumo. Pero evidentemente no es verdad. También el sistema nos ha aislado de la Naturaleza, estamos completamente desligados de ella, no entendemos cómo afecta por ejemplo, los ciclos de la luna en nuestros cuerpos, los cambios de estación.. y un largo etcétera.
  3. Esta Economía Feminista, nos permite, además, visibilizar lo que tradicionalmente ha invisibilizado la economía capitalista especulativa: los cuidados y quién los ejerce. Es decir, todas las tareas que van más allá de la esfera productiva, del mero generar dinero. Como resultado de estas bases sobre las que se sustenta el capitalismo, tenemos un trabajo doméstico completamente invisibilizado y no asalariado. Como si de un iceberg se tratase, solo vemos la esfera productiva, donde se realizan los trabajos remunerados, las actividades mercantiles que forman parte de la esfera pública y ha sido tradicionalmente ocupada por hombres, y la esfera privada, reproductiva, donde situamos la sostenibilidad de la vida, los cuidados, la construcción de comunidad etc, que siguiendo esta división sexual del trabajo, ha sido ocupada principalmente por mujeres, y a día de hoy, especialmente por mujeres migrantes del Sur Global. La economía feminista propone no sólo reconsiderar el valor económico de las actividades de cuidados realizadas por las mujeres, sino también cambiar nuestro estado de ánimo desde un punto de vista moral. Porque los cuidados son actualmente un tema socialmente compartido entre el género, la raza y la clase y un obstáculo esencial para el funcionamiento del sistema capitalista.

La Economía Feminista plantea sus premisas en primer lugar desde el señalar todas estas prácticas, dando a entender que la economía va más allá del mercado, que el trabajo, son todas las actividades que sostienen la vida, que los cuidados están en el centro, ya que sin ellos no podemos vivir, y que el género es una categoría de análisis imprescindible. Analizar el sistema económico actual sin hacer este análisis feminista es un error inmenso y no permite construir las herramientas que se necesitan para hacer frente al sistema capitalista neoliberal que habitamos. Los retos futuros

 

Para saber más… ¿De qué herramientas de Economía Feminista disponemos?