por Virginia Meo, RIES, Italia

La RIES – Red Italiana de Economía Solidaria y la Red Nacional de Bienes Comunes y Uso Cívico emergente se reunieron en noviembre de 2020 para identificar puntos comunes y posibles sinergias en las prácticas mutuales y solidarias.

El punto de partida fue una premisa común. La situación actual nos urge a ser más activws para hacer crecer redes territoriales y nacionales que implementen acciones mutuales y solidarias y las conecten, no sólo para sobrevivir y salir de la emergencia del Coronavirus, sino para consolidar las bases de una verdadera transición social y ecológica.

Ambas redes comparten una visión común: la centralidad de la solidaridad y de las comunidades autogestionadas en los procesos transformadores. Para ambas, es fundamental partir de experiencias y prácticas reales, como los proyectos económicos: lo que producimos (material e inmaterial), lo que podemos intercambiar y lo que este intercambio produce en términos de apoyo mutuo y reparto de recursos. Sin embargo, es necesario repensar el término «económico» y el significado de «ingreso», declinándolo como ingreso cívico y social.

Se han identificado varios puntos de posible colaboración/confrontación constructiva :

– Compartir el conocimiento: la Red de los Comunes ha puesto en juego la idea de ir más allá de lo público y lo privado y, de este modo, crear comunidad. Las reflexiones sobre la economía se conectan con la dimensión jurídica, midiendo la economía de manera diferente, ampliándola en muchos aspectos; la red de economía solidaria ha desarrollado varias prácticas consolidadas ecológicas y socialmente sostenibles, que se han reforzado en la capacidad de evaluación (por ejemplo, los «Balanci di Giustizia» (1), así como el balance del bien común y otras modalidades);

– intercambiar experiencias: se puso de manifiesto, por ejemplo, que las experiencias de distribución organizada a pequeña escala y las relaciones con los productores, características del mundo ecosol, podrían ser un complemento, en particular, para las experiencias de las producciones culturales que habitan los espacios del procomún, donde a menudo se carece del saber hacer de las redes de intercambio económico;

– compartir espacios físicos, para construir lugares habitados por las realidades de ambas redes;

– la sostenibilidad económica y financiera, para prácticas que a veces se encuentran en el equilibrio entre las economías formales e informales;

– la construcción de herramientas comunes de mutualisación, como la creación de un fondo nacional de solidaridad para apoyar los espacios de autoorganización y compartir los recursos de forma horizontal;

– la expresión de una subjetividad política, necesaria para diferenciarse de las experiencias del llamado Tercer Sector;

– ampliar las experiencias/prácticas fuera de lo que ya conocemos y organizamos de las economías locales y/o informales, que crecerán aún más a medida que la crisis se profundice.

Un primer paso de colaboración concreta, actualmente en curso, es un mapeo compartido, destinado a un conocimiento más detallado de las organizaciones que componen las dos redes, de sus principales actividades y necesidades, sobre las que construir alianzas estructuradas también en los territorios. Un segundo paso será la organización de reuniones temáticas sobre los temas básicos de las dos redes, con el fin de construir una visión común.

Por último, se ha pedido a la RIES que colabore en la redacción de la propuesta de ley popular sobre los  comunes y, en particular, sobre la dimensión económica y la gestión de los recursos compartidos.

(1) Campaña para que les familias «midan» sus avances en cambiar su estilo de vida y consumo hacia formas más equitativas.